Alguna vez te decepcioné o te fallé?
La respuesta es NO. 
Nunca traté de hacerte mal, es más me lastimaba a mi misma para no tener que lastimarte. Era capaz de olvidar lo que me habías hecho y volver, una y otra y otra vez. 
No tenía sentido alguno pero era, para mí, el único sentido que le podía dar a la vida. Ver tu sonrisa, oler tu perfume, tomarte de la mano era lo único que me importaba como si mi mundo dependiera de un simple rose, una fragancia y una mueca.
Cuando te volví a ver, el mundo ya no se cayó ante mi y las cosas parecían normalmente bien. Es más llegué a pensar que todo era causa del destino y que tu propio karma me devolvió lo que tanto me habías ignorado por años. 


- Vos... sos? - Dijo ni bien me miró a lo ojos. Parecía convencido de que era quien pensaba que yo era. 
- mmm? - Me hice la estúpida, esa faceta mía que me sale tan perfecta. Porque sabía muy bien que él era él y que yo, obviamente era yo. 
-Nada, no importa. No me hagas caso - Se frotó los ojos. Parecía como si hubiera tenido contacto con un alucinógeno hacía diez segundos, me volvió a mirar con esos ojos color café casi avellana y se fue como había venido. Como si ni el tiempo ni nada hubieran pasado.